“El nivel de alta performance que debe ocuparnos más es el que corresponde a nuestra exigencia personal”.

La frase anterior contenida en el texto del libro “Trabajo en Alta Performance”, resume nuestra respuesta a la muy pertinente e inteligente cuestión formulada por el responsable del servicio de atención psicológica de una conocida y prestigiosa Escuela Superior de una Universidad de Madrid, durante la reciente presentación de nuestro libro.

Quizá pueda resultar llamativo el hecho de la creación de un servicio de atención psicológica en el seno de una universidad, tal como a mí me ha parecido osada esta designación cuando he sido invitado a impartir una breve conferencia sobre comunicación interpersonal y resolución de problemas, durante el acto de inauguración de este servicio, hace más de cinco años. Posiblemente esta primera impresión podría resultar de la connotación que tenían, y que pueden seguir teniendo, para algunas personas, los términos atención psicológica. Sin embargo, el éxito, aceptación y popularidad que este servicio viene demostrando, entre los alumnos, revela la equivocación de esta percepción inicial.

“Yendo al grano”, si la memoria no me traiciona, la pregunta ha sido:

¿Por qué hablar de Alta Performance cuando en el ámbito académico estamos cuestionándonos sobre la pertinencia y utilidad de infundir la ambición de liderazgo y protagonismo en los alumnos, orientada a su futura actividad profesional? Parece ser que las conclusiones extraídas de este debate académico van en dirección contraria, según mi amigo Marcelo Mendes Facundes a quién reenvío este post y pido desde ya que me corrija, con sus comentarios, si acaso la memoria me ha traicionado.

Nuestra respuesta se ha basado en la frase inicial de este post que también figura en el «rodapié» rotativo de nuestra nueva página web, desde su lanzamiento: “El nivel de alta performance que debe ocuparnos más, es el que corresponde a nuestra exigencia personal”.

Con esta frase pretendemos diferenciar dos tipos de Alta Performance que son complementarios pero que tienen objetivos distintos. El primero, que corresponde a lo que personalmente pretendemos alcanzar y el segundo a lo que nos puede venir impuesto por el entorno en que desarrollamos nuestra actividad.

Como ejemplo del primer caso podemos tener un directivo (o un potencial directivo todavía estudiante) que pretende alcanzar un nivel de rendimiento que considera optimo o que ya ha experimentado y que, actualmente, debido a algún tipo de limitación o bloqueo, interno o externo, no se siente en condiciones de recorrer ese camino. En este caso podemos considerar que nos referimos a lo que puede ocurrir en prácticamente todos los ámbitos que conforman nuestra vida.

En el segundo caso se incluyen todos los tipos de actividad (tomando como ejemplos el deporte de alta competición o las artes escénicas, entre otros) en los cuales el nivel de Alta Performance viene impuesto por terceros: el público, los competidores, los clientes, los entrenadores, los directores, los accionistas, etc.

Las herramientas para superar impedimentos, bloqueos o limitaciones que nos pueden dificultar el acceso al nivel de rendimiento pretendido, en cada uno de los casos anteriores, es lo que queremos facilitar a través de la metodología que proponemos en nuestro trabajo.

La presentación del libro que referimos ha sido una etapa más, de la cual nos sentimos particularmente orgullosos, de un recorrido de más de una década de intensa dedicación a aprender, aplicar, enseñar y transmitir una avanzada metodología para fijar y alcanzar objetivos, solucionar problemas, superar obstáculos y liberar bloqueos que, siguiendo un enfoque de pensamiento y de acción diferente al tradicional, recuperando los avances científicos de la conocida Escuela de Palo Alto – California, permite acceder a mayores niveles de eficacia y eficiencia. En suma, más resultados con menos inversión de recursos.