Torcer para aprender a enderezar
Publicado por Pedro Meireles Sobral en Linkedin el 02/05/2016
Contraerse es una manera de buscar la expansión,doblarse es una manera de buscar el enderezamiento.Lao Tse
Entrar en los dominios de una lógica paradójica o contradictoria, trabajar con los condicionantes que estas lógicas nos imponen (o con la libertad tramposa que nos permiten) e intentar salir airosos, no es una tarea fácil ni atractiva para quienes, como la mayoría de nosotros, se han educado y formado en occidente, con base en la “confortable” lógica tradicional.
Sin embargo, sabiendo que existen situaciones en las cuales cuanto más hacemos para enderezar más torcemos, quizá, en esas situaciones, sea adecuado pensar primero sobre qué podríamos hacer para torcerlas todavía más, para descubrir después que podemos hacer para enderezarlas.
La complejidad de ciertas situaciones problemáticas exige esta aproximación no tradicional, aparentemente negativa, pero que conlleva, en primer lugar, la gran ventaja de evitar que desviemos la atención para altos ideales de mejora y que nos oriente a pensar seriamente qué aspectos del “sistema de interacciones” debemos tener en cuenta para evitar que el problema se agrave, manteniendo la operativa en un dominio realista que nos permite tomar conciencia de determinados comportamientos que ayudan a perpetuar la situación problemática original. Nuevamente e insistentemente, los “Intentos de Solución”.
Como he referido en mi anterior post “¡Ya lo hemos intentado todo!”, aislar los “Intentos de Solución” que mantienen una situación problemática puede ser una tarea nada trivial puesto que estos intentos de solución terminan por formar parte de la situación en la que estamos inmersos, volviéndose realmente difíciles de identificar. Esta técnica de trabajo, así brevemente presentada, puede parecer algo demasiado simple para que pueda contribuir a resolver problemas complejos. Sin embargo, su utilidad y eficacia resulta evidente cuando la misma se inscribe en una metodología estructurada de resolución de problemas y bloqueos, como es el caso de “Trabajo en Alta Performance”.
Un error importante que se verifica con demasiada frecuencia en la gestión y en la consultoría de organizaciones es suponer que un gran problema complejo sólo puede ser abordado y resuelto a través de estrategias de similar complejidad y proporciones. Basándonos en lo más elemental, como la historia de la evolución de la vida en nuestro planeta, podemos comprobar que la extrema complejidad de la vida nació de condiciones de partida muy sencillas y ha avanzado con pequeñísimos pasos hasta los días de hoy. No es un secreto para nadie que todas las grandes transformaciones rápidas, durante la evolución de la vida, han constituido catástrofes. Posiblemente los pequeños pasos y las soluciones aparentemente simples sean la clave más adecuada para gestionar la complejidad. En fin, tratar de obtener más y mejores resultados con una menor inversión de recursos. En estas situaciones, lo pequeño es tal vez más importante que lo grande.
Desafortunadamente, como afirmó Paul Watzlawick, hace ya algo más de dos décadas, sobre este mismo asunto: “Sin duda, para muchos bienhechores del mundo ésta es una idea del todo anticuada, con la que no es posible encandilar a las masas.”