Déficit en Interacción Humana
Publicado por Pedro Meireles Sobral en Linkedin el 11/03/2016
La acción puede no traer la felicidad, pero no hay felicidad sin acción.
William James
Si evocamos la palabra déficit en nuestro entorno o si investigamos su posicionamiento en el buscador de Google, podemos verificar que la principal retroalimentación que obtenemos se refiere mayoritariamente a dos tipos de “patología”: los resultados de naturaleza económico-financiera son los más relevantes en esta búsqueda y los segundos se relacionan con el trastorno, verdaderamente psicológico o psiquiátrico, del déficit de atención.
Es llamativo que a pesar de las quejas y lamentaciones que escuchamos a diario, en diversos ámbitos y contextos de interlocución, sobre la conducta y la comunicación interpersonal, prácticamente no se aplica la palabra déficit a la interacción humana, excepto en los contextos patológicos. Sin embargo no es necesario entrar en los dominios de la patología para verificar que existe un importante déficit en la interacción humana, en los días de hoy.
Los resultados están a la vista de cualquier observador que se digne dedicar una parte de su tiempo a prestar atención a la forma como se desarrollan las interacciones humanas en la actualidad, personalmente y profesionalmente. Las personas son teóricamente mucho más formadas que hace unas décadas, al menos académicamente, pero se verifica un progresivo aumento del déficit de conocimientos y de habilidades para fomentar la reciprocidad de la confianza y facilitar la creación de ambientes de respeto mutuo en lainteracción humana.
Refiriéndonos a las interacciones humanas, que se basan en la comunicación, para la resolución de problemas, para la definición y alineación de objetivos, para la mediación de controversias y la resolución de conflictos, se verifica un progresivo aumento del déficit de conocimientos y habilidades para la creación de estrategias y, consecuentemente, tácticas que permitan superar los 4 niveles críticos básicos de cualquier gestión de proyectos: Qué hacer; Cómo poner en práctica; Cómo asegurar la constancia; Cómo gestionar las consecuencias.
Y entonces las cosas fallan…
Si en la segunda mitad del siglo pasado una buena parte de la comunidad científica y académica (como son ejemplo los investigadores/académicos de la conocida Escuela de Palo Alto – California) se ha interesado y dedicado a estudiar la Pragmática de la Comunicación Humana (Paul Watzlawick el al.), o mejor, los efectos de la comunicación en el comportamiento humano, ¿cómo es posible que tal interés y dedicación se haya diluido tan rápidamente hasta el punto de que casi sea una “especie” en extinción en el ámbito académico actual?
La investigación en el campo de la comunicación se ha centrado, de forma prioritaria, en el estudio de los medios de difusión de masas. Casi se llega a “confundir” la comunicación, en general, con la comunicación mediática.
¿No será la comunicación interpersonal un objeto legítimo de estudio ya que puede aportar habilidades y herramientas para facilitar la interacción de las personas en los más diversos cometidos personales y profesionales?
¿Que los estudiantes se sintieran técnicamente más preparados para realizar untrabajo bajo exigencias de alta performance comunicativa, de resolución de problemas y de situaciones críticas no sería una tranquilidad y una «plusvalía» para sus potenciales empleadores?
Estas técnicas existen, han sido estudiadas, desarrolladas, comprobada su eficacia y eficiencia a lo largo de décadas pero sólo se pueden adquirir a través del aprendizaje y, principalmente, a través del entrenamiento. ¿Qué mejor forma tendríamos para proporcionar este aprendizaje y entrenamiento que integrar progresivamente estas disciplinas prácticas y pragmáticas en los currículos académicos, según la necesidad y “permeabilidad” de cada estructura y de cada especialidad?
Esta es nuestra principal propuesta con la publicación de nuestro reciente libro“Trabajo en Alta Performance – Pragmática y Problem Solving – En la senda de la Escuela de Palo Alto”, además de la intención de corresponder a una demanda de nuestros alumnos que siempre han “peleado” para obtener un texto unificador de referencia y orientación en una importante densidad programática. Relativamente a este último aspecto y aun equivocadamente, para defender acérrimamente las virtudes del entrenamiento, también hemos conseguido resistir una década. ¡Contradicciones de la vida!