Intentos de Solución

Articulo revista RRHH Magazine 14/09/2011
Autor: Pedro Meireles

Es evidente que vivimos un momento de intentos de solución. La crisis es omnipresente y aparentemente omnipotente. Todos intentan poner final a situaciones altamente problemáticas, unos con éxito, otros no tanto, y algunos parecen poseer dotes especiales para trillar continuamente los senderos del fracaso.

Dejando a un lado las cuestiones macroeconómicas que diariamente nos invaden, sin permiso, la confortable ilusión de seguridad aportada por nuestros inevitables autoengaños optimistas, podemos intentar centrarnos en lo que hacemos o dejamos de hacer en nuestras esferas de control o de influencia.

Si logramos permitirnos este “lujo” de concentración, quizás no sea tan difícil darnos cuenta de que algunas de las soluciones o intentos de solución que aplicamos en nuestros ámbitos son la base de perpetuación o empeoramiento de una parte de nuestros problemas. Sin duda, como su propio nombre indica, esos intentos van siempre racionalmente dirigidos a solucionar y son claramente fruto de las mejores intenciones de cada uno de nosotros. Como decía el sagaz Oscar Wilde: ”Con las mejores intenciones, conseguimos, a menudo, los peores efectos.”
Aunque para algunos esto pueda parecer una idea incómoda o incluso ser considerado como una visión particularmente pesimista o negativa de la esencia del ser humano, el hecho es que se trata de algo estudiado y verificado científicamente. Hace más de cuatro décadas que los científicos de la conocida “Escuela de Palo Alto” han formulado el constructo de “soluciones intentadas” y su importancia en la resolución de problemas humanos, basados en los resultados de sus investigaciones. Como afirma Giorgio Nardone, refiriéndose al trabajo de sus maestros, en su libro titulado Problem Solving Estratégico (2010): “El constructo de la solución intentada que no funciona pero que si se reitera, tiende a mantener la persistencia del problema y a complicar su funcionamiento, puede ser considerada una de las intuiciones más geniales del siglo pasado.”

También el famoso epistemólogo Karl Popper (1972) indica que en el proceso de la investigación científica, una de las fases que conducen a los descubrimientos es: Estudiar todos los intentos de solución que se han llevado a cabo. Investigar todo lo que no ha tenido éxito nos permite centrarnos en la dinámica concreta que mantiene un problema o que, por el contrario, lo puede cambiar.

Para facilitar el análisis de las soluciones intentadas disfuncionales, muy a menudo no es suficiente con observar o preguntarse cuáles de las que se han puesto en práctica hasta ahora no han producido resultados positivos, sino que es importante estudiar también las que podrían ponerse en práctica en el futuro y resultar fallidas.

El concepto de soluciones intentadas resulta de una dinámica que se construye según una lógica paradójica: “Cuánto más intento mejorar, más mantengo o empeoro mi problema”. Por lo tanto, si aplicamos una lógica tradicional para desmontar este círculo vicioso, lo más probable es que no funcione.

El modelo de Problem Solving Estratégico de Giorgio Nardone nos aporta técnicas que, siguiendo una lógica no ordinaria, no tradicional, producen efectos sorprendentemente eficaces en la inversión de este tipo de dinámicas. En este caso, para los intentos de solución disfuncionales, la pregunta a hacernos a nosotros mismos sería: «Si quisiera empeorar más la situación en vez de mejorarla, ¿cómo lo haría?». Es evidente que al constatar que determinados intentos de solución ya aplicados producen los efectos contrarios a los deseados, la atención deberá centrarse en cómo evitar esa modalidad disfuncional de abordar el problema. Sobre la base de esta nueva visión puede construirse, además del bloqueo de las acciones contraproducentes, una solución alternativa eficaz.

Éste es sólo un ejemplo de cómo el uso de estrategias y estratagemas de lógica no ordinaria puede ser eficaz en la resolución de todo tipo de problemas aparentemente irresolubles. Su eficacia y eficiencia está ampliamente demostrada tanto en la planificación como en la intervención directa en las situaciones que requieren un cambio o una mejora del rendimiento.

Si no fuéramos conscientes de la necesidad que sentimos los seres humanos de una constante búsqueda de seguridad, que nos dificulta reconocer la existencia de lógicas no ordinarias en la base de la formación de los problemas, los que nos dedicamos a la resolución de situaciones problemáticas, en el ámbito de las organizaciones, nos sorprenderíamos todavía más de la resistencia de algunos profesionales de recursos humanos en contemplar este tipo de lógicas durante el análisis y la definición de estrategias para la resolución de problemas.

Y esto es un buen ejemplo de una “solución intentada” disfuncional: Considerar que todos los problemas humanos se rigen por una lógica tradicional y actuar en consecuencia buscando siempre niveles máximos de relación directa, coherencia y congruencia entre todos los factores causales y las posibles soluciones de los problemas, puede llevarnos a fuertes condicionamientos que contribuyan a complicar lo que ya se presenta complicado.

En palabras de Albert Einstein: “Necesitamos una nueva forma de pensar para resolver los problemas causados por la vieja forma de pensar”.

Publicado en RRHH Magazine
Autor: Pedro Meireles Sobral
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